Y me dirán dictador.

Y dijo: » Me irán a llamar dictador» y lo cumplió.
No pasa ni un día en que no reafirmen su inexistente respeto por la democracia , las leyes y la constitución nacional, sino que además suman a esto la humillación y la vejación como formas de actuación política. Y es que realmente no hay forma de defenderlos diferente a la de compartir con la dirigencia chavista sus mismas maneras delincuenciales y autoritarias de pensamiento y obra.
Estos individuos no se aferran al poder por vocación de servicio (que al menos sería algo) , o tan siquiera por que en su desempeño hubiesen atisbos de calidad, eficacia o transparencia, sino , y de esto el convencimiento es pleno, por la necesidad de mantenerse protegidos y a buen resguardo de ser sometidos a lo que cualquier empleado público debe estar presto a ser evaluado: la rendición de cuentas, tanto las que derivan de su desempeño con la cosa pública como la de sus cuentas personales, a mantener claridad y honestidad en el cargo y no estar involucrados en acciones contra el orden público o la ciudadanía. Pruebas de esto hay muchas, y cada día aportan más y en forma más insultante y obscena, aun en la cara de aquellos que forman parte de su base política.
Ya nos llevaron a un estado en el que la voluntad popular no importa, en la que anulan las responsabilidades y acciones de un poder del estado democráticamente electo por el pueblo, en el que nuevamente amenazan con la persecución y segregación política, violando derechos fundamentales humanos y políticos, esto último tan solo por que muchos ciudadanos manifestaron su la voluntad de querer un cambio a toda esta situación. Con esto se afirma otra vez que seguir a la dirigencia chavista-madurista no es cuestión ya de afiliación política ni ideológica sino de complicidad criminal, se esté donde se esté , bien como líder o bien como seguidor. Esta situación por la que cursa Venezuela no es cuestión de ideología o política sino de delincuencia.
Sé que vendrá un cambio e igualmente sé que habrá una transición. El primero me mantiene optimista y el segundo a la expectativa y con recelo pues este, el que de seguro será más conflictivo y doloroso de lo que ya estamos viviendo, no será fácil y quizás tampoco tomará poco tiempo. Y nada de esto se dará, no habrá ni tan siquiera la menor de las mejorías si cada venezolano no entiende, acepta y abraza la idea de que mejorar como sociedad y el prevenir que plagas destructivas como esta llamada “chavismo-madurismo-socialismo del siglo XXI” o cualquiera otra que con otro nombre llegara a hacer vida en nuestro país, dependen del desarrollo de una conciencia ciudadana sólida, donde el respeto por los demás, por la cosa ajena, la solidaridad, la educación , el trabajo , la honestidad y la probidad sean los valores donde se fundamenten el desarrollo y el progreso de nuestra nación.
Sé que vendrá un cambio, y que parte de este se logrará al desprendernos de la fuente indigna y malévola que impide que salgamos adelante , originada de una dirigencia chavista que desde hace rato solo vela por que el poder sea la forma que les permita mantener doblegado a un país para que les siga siendo de provecho y servicio a sus propios deseos indignos.
El cambio vendrá y para mantenerlo hay que cambiar como venezolanos.

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